7.12.15

Las caídas, esa rara entropía.



Hoy por la mañana me caí de las escaleras de mi casa. Me resbalé en el segundo escalón y caí por toda la escalera como si fuera una resbaladilla, hasta en el descanso giré y seguí cayendo. Me dolió un montón, codos, espalda y manos raspadas, moretones e inflamación en la cadera y en las rodillas. Un desastre. Me puse de pie como pude, caminé hasta sentarme en un sillón y en lugar de llorar, me solté a reir. ¿Es en serio, mundo? ¿Estoy comenzando esta segunda semana de esta forma? La verdad es que camino raro por el dolor, pero afortunadamente no fue nada grave y ha quedado como una anécdota. Es sólo que hasta hace un par de minutos recordé que justo hace un año me caí, desde que era una niña no me caía, así que me puse bastante introspectica. 


Me caí el 31 de diciembre, a media noche. Mientras estaba comiendo uvas por las 12 campanadas, sonó mi celular y era una persona muy importante. Él estaba en otro lugar del país, en Michoacán, como cada año. Estábamos demasiado felices, deseándonos un buen año y diciendo cosas muy lindas. Yo había regresado de ver a otra persona, estaba con demasiada confianza y euforia. Diciéndome, si, éste es tu año, tranquila, todo estará bien, no lo hiciste mal. AJA. Destino cruel jaja. De inmediato salí corriendo con maleta en mano acompañada de mis dos primas menores. Como cada año salimos a correr, más que algo esotérico, es para reir. Y esta vez, si que lo hicimos. Yo salí volando, literalmente. No pude sostenerme de la velocidad, así que me caí y rodé por el piso. Mi celular cayó debajo de un auto y cuando me levanté, ya estaba riéndome. Volví derrotada a la casa, me limpié la sangre y tuve que vendar mi mano. Moretones horribles en las piernas y pensé lo mismo, ha quedado como una anécdota, bienvenido 2015, tus primeras horas han sido memorables y dolorosas. 

La parte esotérica de todo esto es la siguiente. Y acá ya me pueden decir loca. Más. Salir corriendo con maletas a medianoche del 31 de diciembre es para que durante ese año viajes mucho. Con mi caida lo único que pensé fue: mi avión se va a caer. Claro, tenía muchos planes de viajes, iba a tomar más vuelos que el año pasado, y conocería mucho, mucho más. Cuánta inocencia la mia. La caída no significó que mi avión se iba a caer, no. Ahora lo comprendo todo. Poniéndole magia y mucha imaginación a este asunto. La caída fue el inicio de un caos y con esperanza, la caída de hoy significa el cierre de ese ciclo. Porque el primer vuelo del año fue demasiado extraño, antes de si quiera tomarlo, y un tremendo desastre el segundo. No sólo no tomé los vuelos que queria, sino que dejé de viajar. La vida es muy extraña ¿no? Todo este año fue precisamente de momentos memorables y muy dolorosos. 


Los recuerdos de Facebook me han anunciado que publiqué y compartí esa última imagen de Liniers hace un año. Así que hoy doy por inaugurado el nuevo ciclo, etapa, caos, desastre, inicio. Hoy lo llamaré: la consecuencia, esa rara entropía. No se qué tipo de caídas lleguen, ni qué tanto se van a reir de mi, ni qué está planeando el destino. No tengo la menor idea, pero allá voy. Porque el año nuevo lo celebro hoy 7 de diciembre. Lindo número. Soy una cursi de lo peor. Venga, que sólo le tengo miedo a las escaleras. Y bueno, eso fue patinar... me buscás los zapatos.










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